El objetivo de todo emprendedor es que su empresa perdure en el tiempo. Las firmas que ahora te mostramos han superado de largo este desafío, con trayectorias que en algunos casos se remontan al siglo XIX, un bagaje que han volcado en sus proyectos de franquicia. A continuación, varias cadenas con un saber hacer centenario.
Cafés Panchito. Su origen se remonta a 1914
La firma donostiarra es la última en unirse a este selecto club. Y lo hace, impulsando ahora su crecimiento a través de la franquicia, un sistema con el que busca incrementar una red que consta de dos establecimientos propios en Donosti, una franquicia en esta misma cuidad y sendos rincones en Valencia y Villareal. Para ello, la cadena redefine su modelo de trabajo, “con un concepto innovador que se apoya en el servicio de take away de cafés, tés y otras bebidas no alcohólicas –frías y calientes– preparadas sólo para llevar”, como anunciaron recientemente desde la compañía.
Cottet. En el mercado desde 1902
Otra de las veteranas. Esta empresa familiar de ópticas y audiología resalta como ventajas competitivas su concepto premium, un modelo de negocio consolidado, la propia experiencia y una elevada rentabilidad. Unas ventajas que han logrado preservar en el mercado desde 1902.
La franquicia está orientada tanto hacia la inversión como al autoempleo, aunque sí es necesario que la persona o sociedad de inversión disponga de una persona que gestione el día a día del negocio. El proyecto también se dirige a tiendas o centros de audiología en funcionamiento que se planteen trabajar con una cadena encuadrada en el segmento premium.
Le Tanneur. En 1898 comenzó todo
El origen más remoto de esta cadena francesa de bolsos y artículos de pequeña marroquinería se sitúa en 1898, cuando Monsieur Bonnardel, un visionario artesano del cuero de Lyon, y Monsieur Bronex, un curtidor con un talento excepcional de Belley, aúnan sus talentos en plena Revolución Industrial para crear “esta marca de marroquinería distinta a las ya existentes, un proyecto único e innovador”, tal y como recogen su dossier informativo.
Como primer hito, dos años después de su nacimiento, en 1900, dan a conocer su primera creación, el Sans Couture, avalado por un premio de plata en la Exposición Universal de París el mismo año de su creación. “Se trata de una cartera confeccionada a partir de una única pieza de piel, plegada como un origami y rematada con remaches metálicos, sin ninguna costura”.
124 años después de su nacimiento, Le Tanneur perpetúa sus precisas técnicas de marroquinería y “sigue dedicándose a la creación y fabricación de artículos de piel de gran calidad y con perfectos acabados”
Santiveri. Una historia que comienza en 1885
En nuestra guía online de franquicias encontramos esta cadena enfocada a la venta de productos dietéticos, alimentación bio, plantas medicinales y cosmética bio. La idea surgió en 1885 debido a la enfermedad pulmonar de un comerciante textil, que la medicina oficial de entonces calificaba como incurable. Al conocer el fatal diagnóstico de su dolencia, en vez de resignarse a lo inevitable, Jaime Santiveri Piniés buscó alternativas y llegó a sus oídos la existencia en Alemania de un balneario que curaba con técnicas naturales. Se trataba del sanatorio del abad Sebastián Kneipp en Woerishofen, donde pasó seis meses haciendo curas de agua, dando paseos al aire libre para oxigenar los pulmones y tomando caldos vegetales, plantas medicinales y siguiendo una dieta casi vegetariana.
El empresario volvió totalmente curado y entusiasmado por la terapia que le habían aplicado. Su empeño le llevó a transformar su camisería de la calle Call de Barcelona en la primera fábrica-laboratorio de productos naturales de España.
Hoy, la marca está presente en 24 países con aproximadamente 225 locales franquiciados y con diferentes factores competitivos, como recuerdan desde la central. “Subrayaríamos la amplitud de surtido, con cerca de 1.000 referencias, la imagen de marca, el apoyo a nuestros asociados y una formación continuada”.
Chocolatería Valor. Sus primeros pasos, en 1881
El nombre de la marca nació del apodo con el que todo el mundo conocía al creador de este chocolate Valeriano López Lloret. Posteriormente, su hijo se encargó en 1891 de la actividad empresarial y comenzó a distribuir las tabletas de chocolate por los comercios españoles gracias a una camioneta Chevrolet que cargaba 1.500 kg de chocolate.
Desde entonces, han pasado 131 años. Para la cadena, uno de los motivos de está supervivencia consiste en que han sabido mantener “el valor y garantía que aporta la propia marca”.